martes, 13 de enero de 2015

¡Mentira!

"To lie, of course, is to engender insanity"

ANAIS NIN, Henry and June

El coaching puede ser muy efectivo en determinados casos en los que prevalece la mentira relacionada con el comportamiento. El coach, pondrá al servicio del cliente, las técnicas más apropiadas, entre las que cabe destacar el psicodrama.
Es difícil que una persona acostumbrada a mentir cambie el hábito sin el acompañamiento de un coach. No es fácil que alguien que miente compulsivamente lo admita, ya que admitirlo haría tambalear su autoestima considerablemente, pero, llegado el caso, es indispensable que lo admita y lo verbalice, ya que éste será el primer paso que conducirá al cambio.
Hay personas a las que resulta más fácil mentir que decir la verdad, me refiero a personas ‘normales’ que acostumbran a no decir la verdad, ya que, aunque mentir compulsivamente no se considera una enfermedad mental per se, es un efecto que acompaña a ciertas enfermedades mentales.
La persona que miente actúa de forma automática; mentir se ha convertido en un hábito o adicción.
Muchos buscan la emoción que supone engañar a alguien; se divierten observando la reacción que provocan y lo lejos que pueden llegar con sus mentiras, también se pueden inventar historias para atraer la atención de las personas que les rodean, amigos, familia y compañeros de trabajo.
No es recomendable en absoluto, intentar razonar con la persona que miente acerca de sus engaños pues siempre negarán su conducta, jamás admitirán que mienten, y, es por esta razón, por la que se convierten en ‘mentirosos compulsivos’. No importa que la mentira sea obvia hasta para un niño de tres años, no lo reconocerán, es más, el resultado puede ser el opuesto al deseado, pues, el mentiroso, mentirá más; puede que eviten – momentáneamente - que la mentira sea el centro de atención estallando emocionalmente con alguna 'pataleta'.
Las personas que mienten sin que exista detrás ninguna enfermedad mental – el alcohol y las drogas pueden hacer empeorar las circunstancias – lo hacen porque pueden sentir placer al hacerlo, o bien porque quieren llamar la atención, pero, si alguien ha tenido cerca a una persona que miente compulsivamente, inevitablemente, habrá tenido dificultades para mantener una relación saludable y óptima, lo cual es indispensable, por ejemplo, en una relación de pareja, en la que la confianza es absolutamente necesaria.
Los mentirosos compulsivos saben que mienten pero las personas que lo hacen debido a una patología subyacente no saben que no están diciendo la verdad, y, es con éstos últimos con los que se hace más difícil reconocer si están mintiendo o no.
Tratar con alguien que miente no es tarea fácil, siempre conviene ser precavido y no creer ‘demasiado’ lo que se está escuchando; tampoco interesa reaccionar, ya que esto es lo que en parte están buscando con sus mentiras, si no se les hace caso se alejarán para encontrar a otras personas que les crean y así seguir alimentando su condición.

Si no se está seguro de si algo es o no verdad, conviene verificarlo con una persona de confianza. Si la mentira compulsiva es causa de gran estrés, lo mejor, si se puede, es evitar a la persona en cuestión. No te tomes la molestia en ‘hacer ver’ al mentiroso lo que está haciendo, ya que lo más seguro es que no te escuche, y, lo más importante en tu vida, recuerda, eres tú mismo. No dejes que nadie apague tu luz.


"False words are not only evil in themselves, but they infect the soul with evil"

PLATO, Phaedo