Primero aparece en escena la estrategia con un atractivo señuelo que dará lugar a una serie de negociaciones complementarias, que llevarán al intercambio y por último a la compensación.
Por lo general la Víctima
presenta una estrategia que puede comenzar pidiendo ayuda, esta actuación
encaja perfectamente con el anzuelo de la persona a la que va dirigida la
pregunta, que por regla general será un Salvador, no obstante, también puede
darse que sea un Verdugo. Supongamos que se trata de un Salvador y contesta que
sí, que puede prestarle la ayuda que necesita, en ese momento comienza el juego
psicológico entre ambos.
En caso de que la estrategia no encaje con la perspectiva del Salvador o Verdugo, la Víctima buscará a otra persona con la que poner en práctica su juego perverso. La Víctima puede presentar un truco alternativo en el que se ponga en la posición de Verdugo, expresando algo desagradable sobre la persona a la que se dirige.
Una vez que empieza el juego, tienen lugar una serie de negociaciones complementarias que pueden durar eternamente en cualquier tipo de relación: pareja, hermanos, padres, amigos y compañeros de trabajo, ya que, en la relación de la categoría que se alimente los individuos involucrados parecen aceptar el juego sin problemas, no obstante, lo que ocurre con mucha frecuencia es que una de las partes se harta y se va por peteneras; por lo general en ese momento el Salvador se convierte en Víctima y ésta en Perseguidor, intercambian los roles a toda velocidad, se termina el juego y cada uno se va con el rabo entre las patas con esa familiar sensación de haber nutrido estupendamente bien las viejas y conocidas heridas. Se trata de un juego pernicioso que no conduce a nada, se trata de un bucle en el que finalmente todos pierden.
En caso de que la estrategia no encaje con la perspectiva del Salvador o Verdugo, la Víctima buscará a otra persona con la que poner en práctica su juego perverso. La Víctima puede presentar un truco alternativo en el que se ponga en la posición de Verdugo, expresando algo desagradable sobre la persona a la que se dirige.
Una vez que empieza el juego, tienen lugar una serie de negociaciones complementarias que pueden durar eternamente en cualquier tipo de relación: pareja, hermanos, padres, amigos y compañeros de trabajo, ya que, en la relación de la categoría que se alimente los individuos involucrados parecen aceptar el juego sin problemas, no obstante, lo que ocurre con mucha frecuencia es que una de las partes se harta y se va por peteneras; por lo general en ese momento el Salvador se convierte en Víctima y ésta en Perseguidor, intercambian los roles a toda velocidad, se termina el juego y cada uno se va con el rabo entre las patas con esa familiar sensación de haber nutrido estupendamente bien las viejas y conocidas heridas.
El Triángulo de Karpman
funciona a nivel social, con esto quiero decir que el comportamiento es
perfectamente observable, pero, a su vez funciona a nivel interno, es decir,
afectando directamente los sentimientos del que juega el papel. Puede
perfectamente ocurrir que un individuo se sienta Víctima y sea visto por otros
como Verdugo o que alguien se presente como Víctima y en realidad su papel más
crucial sea el de Verdugo.
Si deseas cambiar la manera en la que te comunicas, el coaching es una excelente herramienta y yo te puedo ayudar. Invierte en tu bienestar y tu felicidad.
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Te recuerdo que las sesiones pueden tener lugar vía Skype.