martes, 10 de junio de 2014

La inteligencia emocional de un niño: solución de problemas

Las emociones son mensajes. Se debe enseñar a los niños a respirar a través de ellas, a sentirlas y tolerarlas sin necesidad de intervenir. En caso de que sea necesario, una vez que la emoción ha pasado, se deberá enseñar al niño a actuar de la manera adecuada.

Cuando las emociones son aceptadas y comprendidas, normalmente, los sentimientos pierden su carga y se desvanecen.

Esto deja una abertura para la resolución de problemas. A veces , los niños pueden hacerlo por sí mismos, pero cuando necesitan ayuda, os recomiendo dar ideas, pero siempre, resistiendo la tentación de correr en su ayuda, a menos que así lo pidan, ya que podrían interpretar que no están capacitados para manejar sus propias emociones.

“Estás triste porque Mar no puede venir a jugar contigo porque está malita? Te apetecía mucho jugar con ella, ¿verdad? Vamos a pensar en cosas divertidas que hacer con ella cuando ya esté buena, por ejemplo, ir a montar a caballo”.

¿Por qué esto estimula la inteligencia emocional?

Los niños necesitan expresar sus sentimientos, pero también necesitan pautas para saber cómo conducir sus emociones y encontrar soluciones constructivas a lo que ellos pueden percibir como un problema.

Las investigaciones muestran que la empatía es insuficiente para que los niños aprendan a manejar sus sentimientos, porque todavía se sienten a merced de sus emociones. Debemos enseñar a los niños a respetar sus sentimientos porque son señales que indican que hay cosas que necesitan manejarse de diferente manera en sus vidas, para que puedan vivir de manera sana y positiva, para que crezcan fuertes y con recursos para afrontar la realidad cotidiana, que a veces puede ser muy complicada.